CÓRDOBA (enviado especial).- Un superclásico que le hizo honor a la presencia de las dos hinchadas después de más de cinco años. Clima dividido en las tribunas, espectáculo con las revoluciones a mil en la cancha. Felicidad y dolor. Triunfo y derrota. El folclore en su mejor versión. El superclásico fue un volcán de emociones, adrenalina a raudales. Y con un saldo futbolístico, claro, que para eso se citaron Boca y River, más allá de toda la efervescencia ambiental.